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miércoles, 18 de enero de 2012

Desde esta fría Celda


Mi corazón ardiente se derrite
al igual que plomo en el crisol;
mi angustia, el frío y la desolación
empañan mi alma… ¡en tu ausencia!
Mujer amada, de ojos vivarachos,
de labios  botón de rosa que invitan a los míos
a deleitarse de tu ambrosía.
¿Qué haré para tenerte a mi lado?
Los minutos pasan como raudas palomas
que se disipan surcando el viento;
las horas vienen, se convierten en días,
en semanas, en meses;
y pronto, los meses serán años.
Nadie puede concebir lo que mi corazón siente.
Tú y yo, vida mía, compartimos emociones,
sentimientos, soledad ytristeza.
Vivo noches negras y amargas
y endulzarlas quisiera con el recuerdo de tus besos,
o iluminarlas con el brillo de  tu cálida mirada;
pero respirar esta humedad que enferma
bloquea mi mente, y no vienen los recuerdos
de esos besos tuyos, cálidos y llenos de pasión.
A veces diviso un halo de luz en el oriente de mi vida,
un leve resplandor de una aurora,
un tenue albor que perezosamente se acerca,
pero que no veo más, sino hasta en el ocaso de mi pensamiento.
¿Será también el ocaso de mi vida?
Ese halo de luz, ahora se aleja
y deja en mi corazón una llama que no ilumina
sino oscurece, quema y hiere.
Fuego lento consumiendo mi alma,
derritiendo mi corazón, lacerando mis entrañas,
suprimiendo mi libertad de amar y ser amado,
de dar y recibir cariño, de besar y ser besado.
¿Cuánto tiempo más? ¿Semanas, meses, años?
¡No importa cuán largo sea el espacio!
Si son meses, semanas, días o largas horas.
Para mí seguirá siendo  eterno, si tú no estás conmigo.
Daría  muchos días de mi vida, si me los pidieran a cambio
de un segundo de tu presencia a mi lado.
Sólo me consuela el recuerdo de muchas noches
confortables, incomparables, juntos tú y yo.
Noches de amor y ensueño, sin sueño,
pero que vienen a mi mente en medio de una niebla
que enturbia totalmente mis recuerdos.
Quisiera escribir más, mojando el papel con lágrimas;
seguir escarbando en el limbo de mi alma
en busca de recuerdos gratos a tu lado,
pero no puedo seguir, mis ojos se nublan por el llanto.
Quiero hacerte llegar mi pensamiento,
y que quede indeleble, grabado en tu mente:
que siempre permanecerás en mi corazón,
dueña absoluta de mi amor y mi deseo,
motivo de mi vida, de mi total existencia.
Te mando un beso ardiente, un beso que lo lleva todo:
mi cariño y cada sentimiento de mi alma,
el amor puro y sincero, que no espera nada a cambio.
¡Te amo, y te seguiré amando por siempre!


Copyright © 2000-2012 Ernesto González Borja. Todos los derechos reservados.

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