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viernes, 27 de julio de 2012

Juegos Florales Iberoamericanos de Alta Verapaz / Homenaje

Homenaje en los Juegos Florales Iberoamericanos de Alta Verapaz al escritor novelista Ernesto González Borja, Cobán, 20/07/2012

viernes, 3 de febrero de 2012

Grito del pueblo

Estentóreo grito que emerge
de la garganta de una anciana,
o de los labios de un adolescente.
¡Grito de protesta!
de hambre, de indigencia;
aparentemente inútil,
¡Indiferente!
pero, al fin, ¡Grito de protesta!
De niña o niño de escuela,
de anciana o anciano,
de muchacha o muchacho,
obrero o estudiante
en peligrosa aventura callejera.
Grito emitido en protesta clara
por el alto costo de la vida;
en reclamo de una justicia verdadera.
Grito reprimido en el pecho,
que hoy brotas desbocado
rompiendo la membrana del temor.
Grito liberado por el hambre,
que hoy sales como trueno fulminante
en caótica tormenta tempestuosa;
como turbulenta ola de mar embravecido,
al romper en el risco que la ataja;
como el quejido del árbol tumbado,
 al chocar contra el suelo
mortalmente herido.
¡Grito de protesta!
Grito del pueblo, antes dormido;
ahora acompañado por el ruido de cacerolas
ejecutadas por callosas manos
de asustadas madres indigentes;
acallado por bastones y gases;
enturbiado por vandálicos hechos.
¡Grito del pueblo!
Déjate escuchar claro y limpiamente.
Deja que el pueblo se desahogue…
Que desborde sus penas en ti;
no exijas tributo de sangre de hermanos.
¡Emerge, Grito de protesta!
Pero no degeneres en violencia.

Ernesto González Borja

Guatemala, 3 de septiembre de 1,985

Copyright © 2000-2012 Ernesto González Borja. Todos los derechos reservados.

lunes, 30 de enero de 2012

Brindis de los bohemios de Hidrochulac (1983-1984)

En torno de una humeante churrasquera
un grupo de empleados de Hidrochulac departía,
despidiendo así  el año viejo que se iba
y deseándose unos a otros que el año que venía
fuera lleno de ventura y pletórico de felicidad.

El aroma de la carne asada se esparcía
abriendo el apetito de los  compañeros de trabajo;
las copas de licor se chocaban entre sí,
se vaciaban, se llenaban y volvían a vaciar.
La noche era fría, el clima de la época,
pero las brasas de la fogata daban al alegre grupo
un agradable calor, que la transformaba en placentera.

Se hablaba de todo:
se contaban chistes y se hacían bromas,
el humo de la fogata y el de los cigarrillos
se confundía elevándose en formas caprichosas
hacia el cielo iluminado por estrellas.

En la parrilla se veían trozos de carne,
tortillas, cebollitas y una sartén con frijol volteado.
Lily demostró ser una magnífica cocinera
además de ser una eficiente secretaria.
Se escuchaban alegres risas y las bellas notas
que brotaban de una enorme grabadora.

Una voz varonil dijo de pronto: “La doce, compañeros,
Digamos el requiescat por el año que se ido
―se bajó el volumen a la grabadora
y se escucharon aplausos y ovaciones,
animando así al que hablaba―.
Brindo ­―continuó Tavo― por Fabiola,
por esa secretaria hermosa y encantadora,
la del pelo rubio como una aureola”.
“¡Bravo! ―dijo Maco―. Yo brindo por Betty,
la secretaria de Sismología, por su cuerpo espigadito
Y la eterna sonrisa de sus labios”.

Franco levantó su copa, se sobó su estomaguito,
nos envolvió con una nostálgica mirada, y dijo:
“Yo brindo por Lily, la secretaria de la Tesorería,
la que esta noche nos ha llenado de alegría…
Brindo por sus hechizos, y porque el año entrante
nos siga deleitando con sus guisos”.

“¡Brindo por Margarita! –casi gritó Fredy―.
Sí, brindo por esa preciosa muñequita”.

Los bohemos de Chulac reían y aplaudían,
festejando cada brindis, cada ocurrencia,
ocurrencia que brotaba de sus labios,
inspirados por noches como aquellas…
noches sin luna, pero con un cielo salpicado de estrellas.

“¡Brindo por Ruth! ―dijo FM―,
(alguien del grupo fijó toda su atención al brindis)
la encargada de la fotocopiadora,
por ser una buena trabajadora
y porque hoy vemos que a su esposo adora”
(El esposo de Ruth sonrió con complacencia)

“¡Brindo por Chayito, la secretaria de compras,
Porque esta noche nos da calor con su presencia!”
―dijo Chepe, y apuró su copa de venado y coca.

Alejandro se subió en un bordo, y dijo:
“¡Brindo por Normita, la secretaria de la Dirección Residente,
por su cara tan bonita y su carácter complaciente!”.

En el horizonte plateaba la aurora,
el primer día del año 1984 se abría paso en las tinieblas
del año 1983 que agonizante se despedía.

Grillos, ranas y sapos también celebraban en coro,
uniéndose a la algarabía de los empleados de Chulac.
Era de madrugada cuando todos contentos
se despidieron y se retiraron a sus viviendas.
Un año de trabajo venía, y debían esperarlo sobrios.

***

Con dedicatoria a los alegres compañeros de trabajo
de Hidrochulac. Un saludo cordial para todos.

Ernesto González Borja

Copyright © 2000-2012 Ernesto González Borja. Todos los derechos reservados.

martes, 24 de enero de 2012

Parte del capítulo 16 de mi novela "Por senderos peligrosos"

Un día Armando y un amigo estaban pescando con arpón en el río Sauce. Se habían puesto de acuerdo de hacerlo uno en un lado, y el otro en el opuesto, un poco adelantado para evitar herirse el uno al otro. Chico “Canuta”, que era su compañero de pesca, iba adelante. Esperó que Armando saliera a la superficie y le advirtió de la presencia de un cantil de agua.
―Tené cuidado cuando pasés por aquí, en tu orilla hay un cantil ―le dijo.
― ¿En dónde mero? ―preguntó Armando.
―Entre la lechuguilla, en la balsera ―respondió Chico, y se volvió a sumergir en las claras aguas del río.
Armando también se sumergió, dejándose arrastrar por la suave corriente de las aguas, en busca de una mojarra (1). Casi de inmediato vio un hermoso ejemplar en el fondo, pero no estaba a tiro de arpón. Calculó que todavía tenía suficiente aire para perseguirlo, hasta que se pusiera en posición de tiro y, sin perderlo de vista, continuó nadando bajo de agua. Pero en ese momento la silueta del pez empezó a desvanecerse en lo que parecía ser la sombra proyectada por algún árbol de la orilla. Sabía que le quedaba  poco tiempo para renovar aire, y decidió probar suerte, ya en otras ocasiones lo había hecho con buenos resultados. Disparó su arpón y el agua se enturbió.
Trató de guardar la calma, aunque sabía que tenía que subir a la superficie, en busca de una bocanada de aire.  Empezó a patalear, subiendo oblicuamente, dirigiéndose, según él, al centro del río para evitar la empalizada que cubría la superficie del recodo. No fue mucho lo que logró subir, porque sin notarlo se había adentrado en una cueva formada por la corriente. Las aguas se enturbiaron más, y ya para entonces estaba urgido de respirar.
Chico se había adelantado bastante y no se dio cuenta del problema en que su compañero estaba, porque muchas veces la pesca era buena para cualquiera de los dos y se separaban por largo rato.
Armando, todavía sin perder la calma, pero sabiendo que estaba en un grave problema, decidió aguantarse unos segundos más, esperando que la corriente arrastrara las aguas turbias, mientras trataba de divisar la claridad de la superficie para dirigirse hacia allá y respirar el aire que necesitaba.
Por fin vio un pequeño claro al cual se dirigió. Ya estaba casi en la superficie, pero la empalizada no lo dejaba salir. Ahora, más necesitado de aire fresco en sus pulmones, lo único que se le ocurrió fue quitarse el snorkel y pasarlo por entre los palos y soplar para ver si podía expulsar el agua, y respirar. ¡Lo logró! Llenó sus pulmones con el aire fresco y oxigenado que tanto necesitaba. En ese momento se dio cuenta que se encontraba en el lugar en donde Chico le había dicho que estaba el cantil de agua, serpiente sumamente venenosa. Tratando de no moverse mucho, se hundió de nuevo en las aguas, pensando que en cualquier momento sentiría el fuego de la mordida mortal del ofidio.
La suerte ayudó a Armando. ¡Salió sin problema y continuó la pesca, ahora teniendo más cuidado de ver en dónde se metía!




[1] - Pez tropical

lunes, 23 de enero de 2012

Un poco de "Aurora y Ocaso de una Ilusión"

Es una novela basada en la vida real, inspirada por los relatos de mi madre de vivencias de su infancia; de cómo su papá (mi abuelo), hijo de Camilo Borja, quien había venido a Guatemala de Chile a mediados del siglo XIX, había iniciado una finca en el mero corazón de la jungla aparentemente indomable, en el norte de Alta Verapaz, Guatemala, Centro América (1909); y de cómo era la vida en ese tiempo en las márgenes del Río Negro, cerca del Pellán, nombre de los famosos rápidos que encajonan las aguas de dicho río, y donde era necesaria la pericia y valentía de los hombres que se atrevían navegarlas en frágiles embarcaciones, construidas de madera (canoas). Me platicaba de los acechos de los tigres a los animales domésticos; de la peligrosidad de las serpientes venenosas, como la "barbamarilla"; las alegres pescas en ríos y lagunas. En fin, eran grandes las aventuras para una niña de apenas 6 años, quien así como se vio en peligros, siempre cuidada, al igual que su hermanita, por sus progenitores y empleados, también gozó de la belleza de la flora y el encanto de la fauna, pues en ese entonces los entornos selváticos eran vírgenes, y una basta variedad de animales exóticos los poblaban.
Trataré de seguir informándolos más de la trama de la novela. De verdad que es muy interesante. Saludos. Gracias por leer.

A mis amigos

Les ruego hacer comentarios de mi blog; me interesa saber su opinión, porque me gustaría publicar mi próxima novela, que trata del narcotráfico en el area. Les estaré informando. Saludos.

Ernesto González Borja

sábado, 21 de enero de 2012

Madre

Como suave pétalo de rosa,
o delicada pluma de colibrí;
así, ¡oh, madre bondadosa!
De tus manos recibo caricias
en mi frente perlada de sudor.

¿En dónde, madre mía,
tu corazón alberga tanto amor?
Repetidas veces me preguntaba
mientras de tu voz escuchaba 
dulces palabras de consuelo
en mis largas horas de dolor.

Este inculto espíritu mío,
no podrá recompensar ese amor,
pero Dios desde lo alto del cielo
de bendiciones te colmará.

9 de mayo de 1987
(cuatro años antes que mi madre
falleciera)


Copyright © 2000-2012 Ernesto González Borja. Todos los derechos reservados.

¿Vida, amor?

¿Qué es el amor?
¿Qué es la vida?
La vida, un paso transitorio
por este mundo,
¡pero es vida!
El amor,
gozo,
martirio,
esperanza
y delirio;
pero también es vida;
es como el tiempo,
viene,
está
y se va.
Si vives,
¡vive esa vida!
Si amas,
¡Vive ese amor!
Si alguien te ofrece una vida,
¡Ama esa vida!
Si alguien te ofrece un amor,
¡vive es amor,
Porque igual que todo,
Vendrá, estará, pero siempre se irá.

16 de agosto de 1982.

Copyright © 2000-2012 Ernesto González Borja. Todos los derechos reservados.


viernes, 20 de enero de 2012

¿De qué trata Aurora y Ocaso de una Ilusión?




¿Quien no ha tenido una ilusión? Augusto, el
protagonista de esta novela, tuvo también una:
Encontrar y cultivar tierras donde pudiera vivir
con su familia en estrecho contacto con la
naturaleza. El escenario de esta lucha contra la
naturaleza indomada y contra los males propios
del género humano, está en las lejanas tierras
del norte de Guatemala; tierras que fueron
conquistadas por intrépidos aventureros que
vislumbraron, como Augusto, un prometedor
porvenir en aquellos agrestes parajes de
Guatemala en 1909.

Ernesto González Borja nació en Cobán,
Alta Verapaz, Guatemala. Su
vida transcurre en su temprana edad
en fincas cafetaleras y ganaderas del
departamento. Entre sus experiencias
está la de laborar como socorrista voluntario
de la Cruz Roja, institución con la que
colaboró en su país y también en
Nicaragua y México, en ocasión
de los terremotos que golpearon a
estas naciones. En 1992 viajó a EEUU
como misionero y colaboró como voluntario
en el ministerio Friendships Ministry.
Allí conoció a Rose McConnell,
su esposa. Ernesto tiene escritas otras
dos novelas y trabaja con la cuarta,
que será publicada pronto.



Copyright © 2000-2012 Ernesto González Borja. Todos los derechos reservados.

jueves, 19 de enero de 2012

A mi Madre


¡Madre, eres el ser más querido!
Tus caricias son suaves y  cálidas
como las bellas plumas de un nido.
Falta mucho tiempo todavía
para que el diez de mayo llegue,
y ojalá sobre ti Dios riegue
su bendición como Él la envía.
La bendición que al Creador pido
no es para mayo solamente,
Sino para siempre, eternamente,
porque eres para mí lo más querido.


Copyright © 2000-2012 Ernesto González Borja. Todos los derechos reservados.

Esta Noche


Cuando se cubra el día con el manto
que de negro viste esa bella ciudad
que de los pájaros no se oiga el canto
y las estrellas brillen en la inmensidad,
haya un recuerdo de mí  en tu pensamiento
así como el que mantengo yo de ti,
pues oigo tu voz en el correr del viento
que al parecer me dice: ¡En mi amor no te mentí!

Copyright © 2000-2012 Ernesto González Borja. Todos los derechos reservados.

Biografía de Ernesto González Borja


       Ernesto González Borja nació en Cobán, Alta Verapaz, Guatemala, el 31 de julio de 1,941. Fueron sus padres don Benjamín González y doña Carmen Borja de González. El día que cumplió 2 años, fue atacado por Poliomielitis, circunstancia que le causó problemas en su desarrollo.   Estudió la primaria en la escuela Salvador de Oliva y el colegio Nazaret; básicos, en el Instituto Normal Mixto del Norte y se graduó de Bachiller en Ciencias y Letras en el Instituto Nocturno “Francisco Marroquín”. Se inscribió en la Universidad de San Carlos de Guatemala,  en la ciudad capital, en donde quería seguir Medicina, pero en ese tiempo impusieron los «Básicos Universitarios» y ésto lo desanimó. Cuando tenía 25 años, estableció un negocio de gasolinera y hotel en Salamá, Baja Verapaz, en donde vivió 3 años. Luego se  trasladó a El Estor, Izabal en donde también tuvo una gasolinera.
      En su adolescencia escribió un cuento de un perro suyo, muerto por envenenamiento, publicado en el semanario Norte.  Escribió algunos poemas, le ha gustado declamar y actuar en teatro (en Los Ángeles, CA, actuó ‘en inglés’ en una obra de teatro presentada en la Iglesia Calvary Church of the Coastland, localizada en la ciudad de Torrance. En declamación obtuvo un segundo lugar a nivel departamental en Alta Verapaz, junto a sus buenos amigos German Max y Max Alfredo Caal Rhörman.
      Siempre le gustó prestar ayuda en desastres naturales o accidentes, así que se involucró en el socorrismo de la Cruz Roja de Cobán. Tuvo la oportunidad de participar en varios rescates, y así mismo en el socorro en «grandes desastres», como el terremoto de Nicaragua, 1972;  Guatemala, 1976 y México, 1985. La Segunda Promoción de Socorristas de la Cruz Roja de Cobán lleva su nombre.
      Vivió en Cobán, Salamá, El Estor, Tactic y la Ciudad de Guatemala. Es padre de Iván, Estuardo y Mónica. Fue enviado a Miami, Florida USA como misionero a prestar ayuda a damnificados del Huracán Andrew.  Después de 6 meses de permanecer allí, ingresó en otro ministerio en California, en donde vivió en barcos por dos años. Se casó con la poetisa Rose McConnell, nacida en Seattle Washington, y juntos siguieron en el ministerio. Fueron trasladados a Galveston, Texas, y de allí zarparon en su primer viaje misionero en barco a las islas del Caribe. Estuvieron en varias islas prestando ayuda después de un Huracán, pero el barco sufrió un grave desperfecto en la máquina principal y dos generadores cuando navegaban.   Estuvieron a la deriva 5 días mientras reparaban la avería.  Ernesto era Maquinista y su esposa Rose, encargada  del galley (cocina). Permanecieron en Montigo Bay, Jamaica dos meses,  esperando nuevo combustible; el anterior había sido la causa del desperfecto mecánico.  Ernesto es Buzo Certificado, habla español, inglés y q'eqchi'.
Después de varios años de trabajo voluntario, la pareja decidió trabajar por su cuenta y seguir conectados con el ministerio para cualquier emergencia.  Fue así como Ernesto, mientras vivía en Oregon, vino a Centro América en otro barco, que trajo ayuda a Honduras y las islas de la bahía para el Huracán Mitch.
      Después de vivir a diez y seis años en E.E.U.U., Ernesto y Rose decidieron  vivir en Cobán, Guatemala.  Rose cose a máquina colchas (quilts) para bebé, de las cuales algunas dona en Navidad a familias de escasos recursos y otras a las madres en el hospital  Nacional de Cobán.
      Ernesto sigue escribiendo algunos poemas, cuentos y anécdotas de sus viajes, después de publicar sus  novelas:  «Aurora y Ocaso de una Ilusión» en 2008; «Por Senderos Peligrosos» en 2009; «Muñeca de Palo» en 2010; "de frijoles a  BEANS" en el 2013; "Zozobra" en el 2015 y "Dólares ensangrentados" también el 2015. Escribió un ensayo de un Salmo de la Biblia "Haciendo nuestra la promesa de Salmo 23" y un librito satiro-ecopolítico de Guatemala, "Y Soñé que..." Sigue trabajando en su septima novela que  piensa publicar pronto, «si Dios me da vida», dice él.
      Han publicado algunos de sus artículos, poemas o historias cortas en algunas revistas y periódicos de Guatemala, México y Estados Unidos; pero su mayor sueño era publicar su primera novela «AURORA Y OCASO DE UNA ILUSION»  −Lo demás es ganancia− afirma. Incluyó dos poemas y un cuento en la primera Antología de la Fraternidad Cultural Verapacense  (Fraculver), «Cuentos y Poemas de Alta Verapaz», los cuales están en este blog.
      Fue miembro de la directiva de la Casa de la Cultura de Alta Verapaz y miembro fundador de AMARTEC, Amigos del Arte y la Cultura de Alta Verapaz. Fue miembro del Jurado Permanente del Festival Aplauso. También ha sido Jurado Calificador en algunos Juegos Florales de la región.   

Copyright © 2000-2012 Ernesto González Borja. Todos los derechos reservados.

miércoles, 18 de enero de 2012

algo de "Muñeca de palo"


―Primero quiero que sepas que te amo con todo mi corazón
―le dijo―. Nunca he dejado de pensar en ti un solo momento,
pero me pasó algo que debo comunicarte… Y debo ser yo
quien lo haga porque no quiero que lo sepas por medio de otra
persona. Seré yo quien te diga la verdad, pero prométeme que
me seguirás queriendo como yo te quiero a ti. ¿Lo prometes?
Estelita permanecía callada, su rostro denotaba ansiedad;
muchas interrogaciones desfilaban por su mente.
“¿Qué será lo que me quiere decir? ¿Por qué no puede
decirme directamente lo que quiere comunicarme? No sé. No
puedo imaginarme de lo que se trata, pero muy en el fondo de
mi corazón, presiento que será algo que romperá mi alma en
mil pedazos.”
Alex seguía dándole vueltas al asunto; era obvio que
no se atrevía confesarle lo que hasta ese momento callaba,
pero insistía en hacerlo, quizás porque temía que si no se lo
informaba él mismo, alguien muy pronto lo haría, y entonces
la perdería para siempre. De eso había platicado con un amigo
de confianza.
Por fin se armó de valor, y con tremor le dijo:
―Lo que te quiero decir es que... cometí un error, y me...
me casaron a la fuerza. Lo siento. He sufrido tanto, porque sé
que no he amado a nadie más que a ti… y sigo amándote con
toda mi alma.
Estelita palideció con la noticia. No dijo palabra alguna,
Alex era el amor de su vida, lo adoraba con todo su corazón. En
los momentos de angustia causados por el rechazo y el mal trato
de sus padres, él había sido su único consuelo. Él había llegado
a ser la única fuente de inspiración de su vida, su único motivo
para seguir viviendo. Porque en algunas ocasiones cuando las
crueles palabras de sus padres golpeaban su corazón, tan sólo
el pensar en Alex la alejaba de la idea de quitarse la vida.
―Me voy a divorciar de Leticia y me casaré contigo ―
dijo―. Fui tan estúpido de caer en la tentación y ahora lo estoy
pagando caro.
Estelita seguía sin pronunciar palabra. Sus ojos estaban
anegados de lágrimas. Obviamente estaba sufriendo por la
confesión de su novio. El mundo se le derrumbaba encima,
y no sabía cómo reaccionar. Vino a su mente la ocasión en
que su padre le dio aquel trozo de una rama de café, en vez de
la muñeca que tanto deseó. Recordaba aquella sonrisa de su
progenitor cuando notó su reacción al no encontrar esa muñeca
que anhelaba tanto, y que había estado esperando con mucha
emoción. El murmullo de los árboles de pino y liquidámbar del
bosque cercano, que instantes antes endulzaba sus oídos como
música de amor, ahora le parecía ser un son de burla.
“¿Qué me está sucediendo? ¿Será acaso que mi vida está
predestinada a sólo rechazos y fracasos?”
Su familia la rechazaba, principalmente sus padres; su abuelo
había estado a punto de violarla; su tío político, el coronel,
también; había sido expulsada del colegio de Quetzaltenango.
Ahora, su novio, esa persona en la que ella había cifrado sus
esperanzas, le acababa de dar la noticia que ya no le pertenecía
porque se había casado con otra muchacha. Realmente no
entendía al mundo. Le habían hablado de Dios y sus bondades,
pero…
“¿Qué pasó con ese Dios en mis momentos de penas, en mis
ratos de angustia y desesperación?”
Alex también estaba a punto de llorar, él realmente la amaba,
pero su instinto de “macho” lo llevó a lo que consideró un
matrimonio fracasado, inclusive antes de efectuarse. Se casó
porque Leticia, quien era una muchacha muy bonita, había
resultado embarazada. Cuando la boda se efectuó, debió tener
seis meses de gestación, pues el niño nació tres después.
―Me casaron porque ella iba a tener un hijo mí. Yo acepté
solamente para honrarla, pero no es la mujer que amo. No
puedo amar a nadie más que a ti. Tú eres todo en mi vida. Sin ti
mi mundo estaría totalmente vacío. No tendría por qué seguir
viviendo. Por favor… perdóname y no me dejes de amar. Yo
te prometo que pronto me divorciaré y me casaré contigo. Es
lo que más deseo en la vida, tenerte por siempre a mi lado y
ser felices.
―Eso ya no podráser ―dijo Estelita, sollozando―.
que creí tener. ¿Cómo te atreves a pedirme que siga contigo,
como si nada hubiera pasado, perteneciendo tú a otra mujer?
Te fui fiel siempre porque todo el tiempo respeté nuestro amor,
o lo que creí ser amor. Tú eras mi único ideal, la única persona
en la que confiaba, pero veo que eso que yo creí ser amor
para ti solamente fue una pasión, o un capricho, o talvez un
destruiste mis esperanzas, has terminado con lo poco de vida
pasatiempo. ¡No me pidas que siga siendo tuya! ¡Hazla feliz
a ella y deja que mi mundo se derrumbe! Por favor déjame…
quiero estar sola.
Estelita caminó rumbo a casa de su amiga. Sentía como si
aquel paisaje que otrora la deleitaba de una manera sobrenatural,
con suaves colinas adornadas con robles, pino y árboles de
flores amarillas; los potreros alfombrados de verde y afelpado
laguna que como un espejo duplicaba la belleza de su contorno;
el aroma de pino, y el fresco viento acariciando todo el paraje,
se hubiera esfumado por completo para ella. Ahora caminaba
como autómata, con la mente vacía y el corazón destrozado.
Ya no contempló las azaleas, las margaritas, las violetas, los
geranios, rosales y amarilis del bien cuidado jardín; ni tampoco
percibió el delicioso aroma de las plantas que tanto le deleitaba.
Parecía como si todo a su alrededor hubiera desaparecido para
sus sentidos.
Llegó a casa de Lucy y ella la esperaba imaginándose el
desenlace de su plática con Alex, sospechando lo peor porque
todo el pueblo se había enterado de la historia del matrimonio
de Leticia y Alex. Esa repentina y precipitada boda que en su
tiempo fue “la comidilla del pueblo”.
pasto, salpicados con vacas y algunos terneros; la pequeña
―¿Qué te pasó ―le preguntó Lucy, muy preocupada al
ver su semblante.
Entre sollozos, Estelita le contó detalladamente lo sucedido.
La amiga trataba de consolarla, pero todo intento era en balde
porque la muchacha traía el corazón partido y no dejaba de
llorar amargamente.
―Él no vale la pena, por eso no quería que le hablaras. Sabía
que te haría daño. El tiempo te dará la conformidad necesaria,
pero ahora debes sobreponerte. Hombres hay muchísimos, ya
encontrarás uno que realmente valga la pena y te merezca.
―Fui rechazada por mis padres, y aunque Alex diga que me
quiere, no le creo, porque si me quisiera me hubiera esperado.
Pienso que lo que hubo entre nosotros solamente fue un
capricho de él. Me siento muy mal, voy a tratar de calmarme,
pero me será muy difícil porque lo quiero mucho.
Estelita se quedó un rato en su cuarto, pero luego salió y
se dirigió al baño. Se lavó la cara y de pronto vio el botiquín
de las medicinas. Lo abrió y vio varios frascos con pastillas y
cápsulas. Regresó al lavamanos y contempló su rostro reflejado
en el espejo. Habían sido muchas las desilusiones recibidas en
tan pocos días. Uno tras otro fueron desfilando por su mente los
momentos en que sus seres queridos, sus padres principalmente,
pero también su prima y su tía, no quisieron ayudarla en el
momento preciso. Quizás todo lo hubiera soportado si Alex no
le hubiera comunicado lo de su matrimonio, pero esa confesión
había sido como la gota de agua que rebalsó el vaso.
Con la vista fija en el espejo siguió contemplándose. Le
pareció ver en las facciones de su rostro la palidez de la muerte,
y en ese momento pensó que si no valía para nadie, era mejor
tomar una determinación drástica. Acabaría con su vida, esa
vida que no importaba a nadie, y que en este momento tampoco
le importaba a ella.
todo”
Se dirigió al botiquín que todavía permanecía abierto, tomó
varios frascos y los abrió; llenó un vaso con agua del grifo, y
después de tragar cuanta pastilla y cápsula pudo se dirigió a
su habitación, en donde se recostó en la cama para esperar el
efecto.
¿Cuánto tiempo pasó con la vista fija en el cielo raso del
cuarto, viendo las figuras que formaban vetas y nudos del
machihembre de cedro? Fueron breves minutos. De pronto
creyó escuchar el ruido como el de la campana de un reloj
despertador que repiqueteaba en su cerebro, se tapó los oídos
fuertemente con sus manos. Y su vista ya no pudo seguir
contemplando las figuras de la madera. Cerró fuertemente sus
ojos. Evidentemente vivía un vértigo que la llevó a las tinieblas
de un abismo, descendiendo en la oscuridad de un profundo
pozo y ella seguía y seguía su descenso con una velocidad
vertiginosa. Su cuerpo flácido se sumergía en la densa oscuridad.
Quiso gritar, pero el grito no surgió de su garganta.
***
La amiga fue al baño y vio el botiquín abierto y los
“Posiblemente con mi muerte se acabe, se dijo, hablándose a sí misma al espejo.
frascos esparcidos todavía abiertos y ahora vacíos. Se alarmó
sobremanera y corrió al cuarto de Estelita. La encontró tendida
en la cama, pálida y fría. Su primera reacción fue sacudirla
para despertarla, pero al no ver reacción alguna, salió corriendo
del cuarto a buscar a su madre. Afortunadamente también se
encontraba su papá, y en lo que su esposa y Lucy fueron al
cuarto, él preparó su carro para transportarla al hospital.
Mientras el padre de Lucy cargaba a Estelita para acomodarla
en el vehículo, su madre fue al baño a recoger los frascos
vacíos de medicina para enseñárselos al médico. A toda prisa
se dirigieron al hospital, que por suerte no distaba mucho de la
casa.
Médicos y enfermeras empezaron el trabajo. Inmediatamente
le extrajeron una muestra de sangre; luego le pusieron suero
intravenoso para eliminar los tóxicos del flujo sanguíneo,
mientras el médico de turno le introducía una sonda por la vía
nasal, para hacerle un lavado del estómago.

Copyright © 2000-2012 Ernesto González Borja. Todos los derechos reservados.

Desde esta fría Celda


Mi corazón ardiente se derrite
al igual que plomo en el crisol;
mi angustia, el frío y la desolación
empañan mi alma… ¡en tu ausencia!
Mujer amada, de ojos vivarachos,
de labios  botón de rosa que invitan a los míos
a deleitarse de tu ambrosía.
¿Qué haré para tenerte a mi lado?
Los minutos pasan como raudas palomas
que se disipan surcando el viento;
las horas vienen, se convierten en días,
en semanas, en meses;
y pronto, los meses serán años.
Nadie puede concebir lo que mi corazón siente.
Tú y yo, vida mía, compartimos emociones,
sentimientos, soledad ytristeza.
Vivo noches negras y amargas
y endulzarlas quisiera con el recuerdo de tus besos,
o iluminarlas con el brillo de  tu cálida mirada;
pero respirar esta humedad que enferma
bloquea mi mente, y no vienen los recuerdos
de esos besos tuyos, cálidos y llenos de pasión.
A veces diviso un halo de luz en el oriente de mi vida,
un leve resplandor de una aurora,
un tenue albor que perezosamente se acerca,
pero que no veo más, sino hasta en el ocaso de mi pensamiento.
¿Será también el ocaso de mi vida?
Ese halo de luz, ahora se aleja
y deja en mi corazón una llama que no ilumina
sino oscurece, quema y hiere.
Fuego lento consumiendo mi alma,
derritiendo mi corazón, lacerando mis entrañas,
suprimiendo mi libertad de amar y ser amado,
de dar y recibir cariño, de besar y ser besado.
¿Cuánto tiempo más? ¿Semanas, meses, años?
¡No importa cuán largo sea el espacio!
Si son meses, semanas, días o largas horas.
Para mí seguirá siendo  eterno, si tú no estás conmigo.
Daría  muchos días de mi vida, si me los pidieran a cambio
de un segundo de tu presencia a mi lado.
Sólo me consuela el recuerdo de muchas noches
confortables, incomparables, juntos tú y yo.
Noches de amor y ensueño, sin sueño,
pero que vienen a mi mente en medio de una niebla
que enturbia totalmente mis recuerdos.
Quisiera escribir más, mojando el papel con lágrimas;
seguir escarbando en el limbo de mi alma
en busca de recuerdos gratos a tu lado,
pero no puedo seguir, mis ojos se nublan por el llanto.
Quiero hacerte llegar mi pensamiento,
y que quede indeleble, grabado en tu mente:
que siempre permanecerás en mi corazón,
dueña absoluta de mi amor y mi deseo,
motivo de mi vida, de mi total existencia.
Te mando un beso ardiente, un beso que lo lleva todo:
mi cariño y cada sentimiento de mi alma,
el amor puro y sincero, que no espera nada a cambio.
¡Te amo, y te seguiré amando por siempre!


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