Dos párrrafos de la página 13 de "Aurora y Ocaso de una Ilusión"
Augusto jaló los bejucos para hacerlos a un lado, entonces la barbamarilla, al sentirse arrastrada, se desenroscó, y se lanzó a castigar a quien perturbaba su descanso. ¡Llevaba las glándulas repletas de veneno!
Augusto apenas distinguió una sombra dirigirse a él; instintivamente alzó el machete, y el filo de éste decapitó al ofidio. Su cuerpo quedó contorsionándose muy cerca del hombre, quien en vano buscaba la cabeza del animal
Augusto jaló los bejucos para hacerlos a un lado, entonces la barbamarilla, al sentirse arrastrada, se desenroscó, y se lanzó a castigar a quien perturbaba su descanso. ¡Llevaba las glándulas repletas de veneno!
Augusto apenas distinguió una sombra dirigirse a él; instintivamente alzó el machete, y el filo de éste decapitó al ofidio. Su cuerpo quedó contorsionándose muy cerca del hombre, quien en vano buscaba la cabeza del animal
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